28 mar 2009

MOISÉS SOMBRA DE JESÚS

En el libro de Éxodo capítulo 17 y versos del 8 al 16, nos cuenta una preciosa historia, que podría parecer fantasía, pero que es real, de ella quiero hacer esta reflexión, la resumiré brevemente en negrita, pero sería bueno que leyeses toda la historia. Dice; vino Amalec en guerra contra Israel, Moisés mando a Josué a pelear, él subió al monte a interceder, cuando levantaba las manos, ganaban, cuando se cansaba y las bajaba, perdían, así que su hermano Aarón, le sostenía una mano y Hur la otra, de esta manera Josué venció en la batalla a los de Amelec. Esto está muy resumido, pero es suficiente para lo que deseo compartir.
Moisés es la sombra de lo que tenía que venir, unos mil quinientos años después, ese era Jesús. Josué que sucedió a moisés, es la sombra del Espíritu Santo, que vino en el puesto de Jesús.
Moisés fue el salvador o redentor de un pueblo, que vivía en esclavitud en Egipto, (Jesús fue redentor de otro pueblo que vivía en esclavitud, todo aquel que lo aceptase, somos pocos, porque la Biblia nos llama manada pequeña, en Lucas 12:32), Moisés llevó a su pueblo a una tierra rica, perfecta, la Biblia la llama, donde fluye leche y miel, el viaje se podría haber hecho en unas dos o tres semanas.
Pero Dios quería estar un tiempo con ellos en el desierto para pulirlos y que olvidasen Egipto, pero la rebeldía de ellos fue tan terrible, por lo que dijeron e hicieron estuvieron cuarenta años en el desierto, dando vueltas, no deseo entrar en el tema porque sería tremendamente largo y perdería de vista lo que deseo compartir, solo mencionar que en estos cuarenta años su calzado no se estropeó, ni envejeció.
En este tiempo vino Amelec a pelear contra ellos, estratégicamente era la ocasión perfecta militarmente para atacar, ya que debieran estar debilitados, pero no sucedió así, porque Moisés subió a lo alto del monte a interceder, pero Jesús subió aun mas alto a interceder por nosotros, subió a la misma presencia del Padre, si Moisés consiguió la victoria para su pueblo, nosotros la tenemos más que asegurada, porque Jesús intercede por nosotros. Romanos 8:34 deseo mostrártelo literalmente, porque habla por si solo. ¿Quién es el que condenará? Cristo es el que murió; más aun, el que también resucitó, el que edemas está a la diestra de Dios, el que también intercede por nosotros. Claro está que a Moisés le aguantaban las manos Aarón y Hur, pero a Jesús se las aguantaban, dos clavos oxidados y ásperos. A Moisés le pusieron una piedra para que se sentase, a Jesús le pusieron un horrible clavo atravesando los pies que yo desearía besar.
Moisés pudo ver la tierra de Canaán, desde lo alto del monte Abarim, pero no pudo entrar el pueblo en ella, la entró Josué, Jesús tampoco entró a sus discípulos a la tierra prometida, pero envió al Espíritu Santo, para esta labor.
Volvamos al campo de batalla, Josué apoyado por la intercesión de Moisés, venció a los de Amelec, yo no estaba allí, porque me faltaban algunos días para nacer, estamos hablando de hace unos tres mil quinientos años, pero estoy seguro que hubo heridos y muertos, de los hombres que capitaneaba Josué, esto nos indica que la vida del Cristiano no es fácil, hay luchas, problemas, lágrimas, y también sonrisas. Pero si Dios dio la victoria, porque su siervo intercedía, más nos la dará, si intercede el Hijo, porque el Hijo es mayor que él siervo.
Deseo acabar esta reflexión con un versículo corto pero intenso que todos conocemos.
Filipenses 4:13 Todo lo puedo en Cristo que me fortalece.

Safet Hernández

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