Dice Dios en Jeremías 18:15 que su pueblo dejó el camino transitado y eligió sendas.
En estos días que he podido gozar de dos semanas de vacaciones he podido meditar sobre este versículo; estaba yo en un hotel alejado de la playa, pero era maravilloso porque subía a un monte adoraba a Dios al otro extremo bajaba y encontraba la playa, uno de los días dejé el amplio camino de unos tres metros de ancho y me aventuré por una vereda que había que la habían hecho transeúntes emotivos como yo. La vereda en si era estrecha, pero prometía ser más emocionante que el camino, había subidas y bajadas, piedras, arbustos de pinchos que cubrían la vereda, con tal exquisito paraje acabé con las piernas arañadas pues llevaba pantalón corto. En un momento encontré que una enorme rama cayó sobre la vereda y nadie ni siquiera yo hizo nada por apartarla de la vereda, todos girábamos en semicírculo para volver a encontrar la vereda, después de mucho caminar encontré el camino que rato antes dejé para aventurarme en una vereda. De forma casual al salir al camino encontré un gran pino que al juzgar por sus amarro nadas hojas perennes ya secas por el pasa de los días, posiblemente porque posiblemente un vendaval lo había doblegado de forma transversal cortando el camino, pero una sierra primordial lo había serrado y apartado del camino, para que no pudiese molestar a los transeúntes del lugar.
Esto me hizo meditar que así somos los hijos de Dios, tenemos un camino precioso por donde caminar, porque Jesús dijo Yo soy el Camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí. Juan 14:6. Un camino seguro donde hay transeúntes que si tienes un bajón te echarán una mano, pero lo cambiamos por una vereda que nos parece más excitante, que no pasa nadie y si nos pasa algo estamos solos en nuestro dolor, sin tener una mano amiga que nos eche una mano.
Cuando comenzamos una aventura por las sendas, unos encuentran el camino después de mucho esfuerzo, otros caen por un precipicio, otros acaban perdidos en el monte, los hay mordidos por la serpiente, los hay que mueren de frio perdidos en la noche, quiera Dios que tu puedas encontrar la vida que es Jesús Juan 14:6
15 oct 2010
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