En el libro de Éxodo capítulo 21 vemos las leyes de responsabilidad, el verso 28 me llama la atención, dice: Si un toro acornea y mata a un hombre o una mujer, se matará a pedradas al toro y no se comerá su carne; su dueño quedará libre de culpa Ex 21:28, seguimos leyendo en el verso 29 y especifica que: Puede suceder que el toro ya había embestido en otras ocasiones y el dueño del animal, estando avisado, no tomó precauciones; en tal supuesto, si el toro mata a un hombre o mujer, al toro se le matará a pedradas y el dueño deberá morir. Ex 21:29, si seguimos leyendo vemos que puede rescatar su vida si se le acepta pagando una multa, pero lo que está claro es que si hay negligencia hay consecuencias.
Lo que yo quiero resaltar de estos versos, es la muerte indirecta, el rey David adulteró con Betsabé mujer de Urías heteo, esta quedo embarazada, David no pudo lograr que Urías se acostase con su mujer, y dio orden a Joab que lo pusiese en el frente de la batalla, asta que murió, él se casó con Betsabé y hubo dramáticas consecuencias, esto era una muerte indirecta, pero lo que yo quiero reflejar; es cuando nosotros matamos indirectamente, es decir cuando: criticamos, hacemos un falso testimonio, murmuramos, envidiamos, engañamos, robamos, todo esto y más es una muerte indirecta, cuando lo hacemos a un igual, leamos el verso 28, si esto nos sucede enmendemos el supuesto, pero sin obtener ningún tipo de beneficios, leamos el verso 29, si esto es una costumbre, tenemos un problema muy grave, es una muerte espiritual más dañina que una muerte física, dice Gálatas: No os hagáis ilusiones: de Dios no se burla nadie. Lo que cada uno haya sembrado, eso cosechará. Ga 6:7, yo llamo a reflexionar sobre el toro corneador que llevamos cada uno de nosotros, desprendámonos de él antes que sea demasiado tarde.
27 dic 2010
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario